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lunes, 16 de enero de 2012

LOS SANTOS ÁNGELES EXISTEN, TAMBIÉN EL INFIERNO


LOS SANTOS ÁNGELES:
Nuestros Poderosos Defensores y su tarea sublime al servicio de la Creación.
Parte II

Existe en verdad el Mundo de los Ángeles de igual manera que existe el Infierno.
D.-  Sí, existe el mundo de los ángeles, como también existe e infierno.  Pero tienen que darse a conocer sus nombres, de igual manera que hay que dar a conocer el Infierno, yo lo tengo que decir, esto es, tengo que afirmar que existen otros ángeles, el mundo demoníaco, esto es la existencia del Infierno, sí, el Infierno existe.
Se deberían también dar a conocer los nombres de los ángeles de cada día y de los Arcángeles. Naturalmente se pueden también invocar a los ángeles en general, pero si uno sabe en qué día y qué tarea propia del ángel de ese día fue puesto para esta determinada tarea con todo su poder.
Entonces en cada caso habría que invocarle en este camino y con plena intensidad. De igual manera poco se sabe acerca del otro lado del universo o de un planeta. Se sabe tal vez que existe, que está allá arriba, que resplandece, pero no se sabe con precisión qué función tenga al final.
(1)  NT: Se refiere a la Vidente que recibió los Mensajes de la Obra angelical.

Y así es también con respecto a los ángeles. La gente siempre está atenta a ciertas impresiones y a tener un conocimiento preciso. Por esto  han sido revelados estos  ángeles a una mujer favorecida para que conduzcan a una vida muy buena para estos tiempos finales, y para la difusión en todo el mundo. No es por mandato del Cielo y del Altísimo que solamente algunos consagrados pueden invocar a los ángeles. Dicha actitud sería y de hecho es insuficiente todavía. ¿Acaso que el Altísimo no ha creado los ángeles para todas las hierbas y flores, las piedras, las montañas, los animales, las plantas y los campos?

Así es que los ángeles, tienen que ser invocados para los tiempos finales: Son verdades incomparables que los ángeles tienen que ser invocados como un peso o contrapeso contra el infierno en estos últimos tiempos.

D.-  Hoy he tenido que hablar mucho de los ángeles. Por esto tiemblo de tal manera desde el principio, apenas se toca ese punto y yo ya no quiero hablar de ello. Son verdades incomparables de la Reina de los ángeles y permisividad del Cielo y de la Santísima Trinidad, para que nosotros, en el Infierno provoquemos y causemos mucho mal, sobre todo ahora y para que vosotros como contrapeso no crezcáis y nunca invoquéis suficientemente a los santos ángeles, a los ángeles de cada día, los de las parroquias y los de las Diócesis, de las iglesias o capillas donde se celebra la Santa Misa.  También aquí está presente un ángel especial durante esta Santa Misa. He hablado.  Dad gracias al Altísimo y no dejéis de hacer sacrificios y esfuerzos para dar a conocer este pensamiento aunque se burlen de vosotros. Es la Verdad, la plena verdad, como yo, Belcebú  tuve que decir por mandato del Cielo de una manera tremenda como yo nunca hubiera querido! Hubiera preferido en este día estar atormentado allá abajo en el Infierno por el mismo Lucifer, en lugar de haber tenido que decir estas cosas para utilidad vuestra y bendición y para nuestra maldición y confusión.
En contraposición a esto también tengo que decir lo que debéis hacer en estos tiempos finales, desde el momento que nosotros podemos atormentar y crearos serios problemas, para que a pesar de todo esto, vosotros podáis vivir en la imitación de Cristo y permanecer en este camino.  He dicho.

EXORCISMO DEL 1º DE NOVIEMBRE DE 1982

E.-  En nombre de la Trinidad, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo ordeno que me digas la verdad, tan solo la verdad, y que calles sobre todo lo demás.  En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Los Arcángeles y los Grandiosos y Poderosos Coros de los Ángeles.
D.-  Yo tengo que decir que los siete Arcángeles tienen sobretodo que ser invocados por su nombre. La gran importancia de su oración, de su ayuda, y su compromiso son inestimables y sublimes. Yo no hubiese querido hablar en absoluto, pero tengo que hacerlo. Hoy estaré obligado, sorpresivamente obligado a hablar de los siete Arcángeles, de su ayuda, de su grandeza y como ellos pueden, de una manera especial, prestar su ayuda: y qué poderosos e inmensos coros están detrás de ellos más grandes y más pequeños. Pero también el ángel más pequeño es espantosamente grande y sublime. Nosotros tenemos un terror espantoso también frente a los más pequeños, sin hablar luego de los grandes. Por esto debéis invocarlos. Sí también se deberían dar a conocer a los ángeles y a los santos de cada día porque el ejército de los ángeles y cada ángel del día está presente para toda la humanidad; porque ahora es el tiempo de la gran aberración y nosotros aplastamos a los hombres y podemos hacerles un daño aun durante diez o veinte o treinta años.  Los tiempos en la actualidad han llegado a ser peores y también los asaltos del infierno. Por esto se deberían invocar a los ángeles de cada día.


La Inmaculada es la ayuda más grande para la Juventud en la lucha por la pureza…

E.-  En nombre de Dios…


D.-  Una vez más tengo que hablar acerca de la Inmaculada. Es un hecho infinitamente triste, como ya he dicho otras veces, el que la Inmaculada, como tal, ya no sea más honrada y venerada en el sentido más profundo.  Es infinitamente triste y deprimente que en la misma Lourdes, la ciudad de la Inmaculada, la estatua haya sido despojada de su aureola con su título: “Inmaculada Concepción”. Y esto tan solo porque los hombres le han quitado este título o por lo menos la quieren deshonrar! Es un hecho que debería ser castigado legítimamente. ¿Pero quién piensa o se preocupa de ello? Muchos jóvenes han dirigido su mirada suplicante a esta Mujer infinitamente pura y han obtenido de Ella la ayuda necesaria. Pero si en Lourdes es quitado su título de honor de su estatua, que llevaba como aureola sobre su cabeza, no por eso son reducidos sus favores y gracias,  pues Ella es la más alta entre todos los santos.

San José después de la Inmaculada es el Santo más grande en el Cielo.

Después de Ella, viene su santo esposo San José, el cual como ya hemos afirmado y tuvimos que hacerlo, es el santo más grande en el Cielo después de la Santísima Trinidad y dela Inmaculada. Como hombre, él es después  de Ella el más puro, el más grande, el santo inmensamente más grande. El ha sufrido mucho más de lo que se pueda pensar. Las pruebas cayeron sobre él con una violencia indecible y sobre sí tuvo que levar una gran responsabilidad en aquel entonces.  En su juventud, permaneció solo, hasta que pudo llevar como esposa suya a la Santísima Virgen. Grandes pesos y tribulaciones él tuvo que soportar para llegar a ser digno de ser escogido por el Altísimo como esposo de la Purísima. Nadie fuera de él logró serlo, y nadie fuera de él podía ser tan digno.
Proporcionalmente digno de una Sublime Esposa de Dios! Y sobre la Tierra se tiene el valor de quitar o disminuir Su título a una Virgen tan sublime y santísima.
No bastan los King, Haag y compañía, sino que hasta los obispos y los modernistas* se atreven a quitarle Su título que es UNICO! Hasta San José está amargado de ello. (¿Pero quién se preocupa? ¿Los obispos? Hay quién habla siempre de los derechos del hombre y nunca es capaz, digo nunca, de hablar de los Derechos de Dios y de Aquella que ha dado al Mundo al Hijo de Dios hecho Hombre ¿Ella no tiene derechos? ¿Tan solo tiene derecho de ser blasfemada???) San José es después de María el más Santo que reina en el Cielo, mil veces más Santo de todos los otros santos, que siguen, y que ya hemos tenido que hablar en otro momento.

*modernistas vs. La Virgen

El gran ejército de los Santos Ocultos.

Hay además en el Cielo miles de Santos cuyos nombres son poco o nada conocidos. Los cuales sin embargo también han sufrido mucho, luchado, resistido y han salvado a muchas almas, cosa que la gente no sabe y no conoce.  También estos Santos deberían ser invocados junto con los santos de cada día.  Este humilde ejército de Santos que han seguido al Señor en las penas del Huerto de los Olivos, en el gran sufrimiento de la noche “oscura”, soportando dolores, renuncias y pesadas cruces y que por nada son conocidos o nada se sabe de ellos en el mundo.
Los santos de cada día son particularmente poderosos intercesores en el día de su Fiesta; aun Ana Catalina Emmerich habla de las celebraciones onomásticas de los Sanos en el Cielo junto a las que se hacen en la tierra. Según la costumbre antigua, los Santos del día debían ser invocados y celebrados solemnemente, puesto que estas fiestas tienen un particular valor en el Cielo. Nosotros, en el Infierno, sabemos muy bien que este día el tal o la tal Santa celebra y debemos estar atentos, porque este Santo o Santa es particularmente poderoso en ese día.
Nosotros en el infierno tenemos que armarnos y estar muy vigilantes. En las celebraciones modernistas como hay ahora, ellos han sido degradados o eliminados y nosotros ya no nos preocupamos mucho. Hoy no se celebra su fiesta en la tierra y por lo tanto tampoco es honrado de una forma particular en el Cielo. Y esto es grave. Y ¿quienes son los responsables de esta horrenda degradación, de esta matanza? Sino ciertos “liturgistas”, que son más ciervos de Satanás que de Dios.
Ya no quiero hablar más…

E.-  Y sin embargo tú tienes que hacerlo en nombre del Padre…

D.-  Hoy tengo que insistir aún más y decir que los hombres son unos tontos e insensatos, porque no suplican a todos los Santos para que oren mucho por las “pobres almas” (1) porque en su día se puede obtener por Su intercesión ayuda para las pobres amas. Además las pobres almas tienen una particular participación en la solemnidad del Santo o Santa del día y pueden ser aliviadas de sus penas por la intercesión de los Santos si éstos son invocados por la gente. Se debería rezar sobre las tumbas como se lo hacía una vez en el día de los Santos y de los difuntos. Yo no quisiera decir estas cosas y no lo hago de buena gana. Las indulgencias una vez concedidas por los Papas, valen para siempre, y no pueden ser retiradas.

La gran ayuda que un tiempo se prestaba a los difuntos.

Antes había centenares, millares de pobres almas que en estos días podían dejar el Purgatorio y lo podían conseguir gracias a las indulgencias que los Papas de entonces habían concedido. Pero había muchas más ayudas para las pobres almas: había personas, sobre todo los católicos, que a menudo pasaban toda la noche por los corredores de las tumbas, rezando cerca de un sarcófago de los difuntos, puesto que ésta era la costumbre. Entonces los difuntos tenían el gran alivio por las oraciones de sus parientes y amigos. La gente de todo un pueblo se reunía en oración cuando había un muerto. Y así los difuntos podían tener una  incomparable ayuda y debían a su vez implorar del Cielo muchas gracias para sus hermanos de la tierra.

(1) NT: “pobres almas”, las que se encuentran en el purgatorio

Gracias, que hoy prácticamente ya no se reciben más. Yo tengo que decir esto, porque mañana es la Fiesta de todos los fieles difuntos, esto yo no quería, pero Ella desde arriba me obliga a esto, porque Ella tiene compasión de las pobres almas y lo mismo también los Santos. Antes se pensaba en estos difuntos con lágrimas y oraciones. Pero ya no quiero hablar más.

Las cámaras mortuorias, las celdas frigoríficas se transforman en lugares de martirio para los difuntos, porque nadie reza por ellos.

E.-  En nombre del Padre…


D.-  Antes se usaba echar muchas veces el Agua bendita sobre ellos durante la noche; se estaba por así decir, cerca de ellos en el Purgatorio: Hoy todo es distinto, ahora los difuntos son olvidados lo más pronto posible y así uno puede dedicarse a otras cosas. Había una gran participación cuando el cadáver podía permanecer en la casa. Las pobres almas se quejan que ahora son llevadas en estas cámaras frías donde hay todo confort. Pero las pobres almas ¿qué consiguen de este lugar frío? Todo esto no les favorece en nada. Ellas desearían mucho más frescura para sus almas que están en el Purgatorio y sufren como pobres almas y tienen que soportar los tormentos.

Ellas sentirían calmado su dolor si las personas rezaran cerca de su cadáver, de su ataúd. Algunas veces se acostumbraba que la mayor parte de las personas que estaban en la casa o venían a dar el pésame, rezaban un Padre Nuestro o muchos, sobre estos cadáveres. Ellos se sentían impulsados a rezar por este difunto que estaba en el ataúd o en la cama o en el catafalco, porque lo querían así. Ahora van lo menos posible a la cámara mortuoria, que a menudo es también un lugar cerrado y hay que pedir primero la llave y así no hay comodidad para ir con mucha frecuencia. Se dice: “Yo lo he visto cuando era vivo, se bien como era. Se da una mirada, pero no se reza. Mientras antes se iba a las casas y se reunían las personas invitadas y se rezaba junto al cadáver. Entonces era una preocupación, casi una necesidad rezar por este difunto, porque así se le podía dar un alivio y una ayuda a aquellos que habían quedado y se podía por lo menos darles un consuelo. Se celebraban también muchas misas, aunque la gente de aquel entonces tenía mucho menos dinero disponible. 

Todo esto se ha desaparecido con estas modernidades. Por cierto que estas celdas frigoríficas o cámaras mortuorias no han sido los mejores inventos. No se causaría mucho daño a las personas si tuvieran que sentir también el olor de muertos. De esta manera podrían percibir más de cerca su fragilidad y la brevedad de sus vidas que un día también ellos se pudrirán y tienen muy poca razón para ser soberbios. Todo esto por cierto no les causaría daño alguno. Pesarían más el lado positivo, si este cadáver permaneciera en la casa, aunque tuviera que dejar cierto mal olor. Por cierto en las cámaras mortuorias refrigeradas no hay olor, pero tampoco un socorro o una ayuda de oraciones por los difuntos. Se pensaría también que un día se muere y recordar que entonces serás tú también traído a esta cámara mortuoria y nadie querrá ir a verte y rezar por ti.

Esta es una tremenda verdad, que debería hacer reflexionar y la gente debería preocuparse más de esto.  Sería mucho mejor para las personas aunque tuvieran que permanecer dos o tres noches junto a un cadáver que apesta y tuviera que rezar por esta alma, aunque por así decir, ella misma tuviese que sumergirse en la soberbia. Se rezaría mucho más, en vez de permanecer alejado en la propia soberbia. Cuando luego en su lugar oscuro ella envíe su mal olor al Cielo y deba estar en el purgatorio miles de años, o centenares o también tan solo un par de años. Cada una según lo que tenga que expiar, habrá rezado más delante del cadáver maloliente, y nadie piensa que todo hombre tiene que consumirse y pudrirse. A excepción de algún santo, para el cual el Altísimo ha permitido que no entrara en el estado de putrefacción. Pero éstos son ya unos Santos. Ellos tienen menos necesidad de las oraciones que aquellos que acaban de morir, que están desdichados y solos en los sarcófagos o en sus ataúdes y por los cuales nadie reza y casi son envueltos en el hielo de las cámaras mortuorias de donde surge el hielo del alma.

Dios no aprueba la cremación.

Ni siquiera las cremaciones son consideradas en el Cielo. Con la cremación todo es eliminado. De esta manera ni siquiera se puede llevar a este cadáver a la Iglesia o al cementerio y acompañarlo. Se reduce únicamente a un poco de polvo o de cenizas. La cremación no va según el pensamiento de Dios. Habría bastante espacio para los cementerios del mundo, si es que no se construyeran tantas autopistas, cosa que no tiene sentido alguno y a menudo sirven solo para el pecado. Sería mejor disponer de cementerios para estos pobres muertos en lugar de las autopistas o en el campo abierto. Y ni siquiera sería necesario disponer de mucho espacio para los hipódromos.

No se requeriría mucho para encontrar un lugar para construir los cementerios. Estos muertos encontrarían también espacio en la tierra, sin tener que ser cremados, es cuestión de querer solamente. Pero si desgraciadamente ya se llegó tan adelante en nuestro mundo modernista y en la Iglesia, por lo menos no se deberían olvidar estos muertos y comprometerse para hacer penitencia y reparación, rezar y ofrecer sacrificios para ellos, para estas pobres amas. No quiero hablar más…

E.-  En nombre de Dios…


D.-  Yo, demonio, tengo que manifestarles hoy esta tremenda y maldita verdad. Yo tengo que hablar, porque yo veo y sé cómo están las cosas.  Porque me obligan desde arriba a decir lo que yo veo, lo que yo se por así decir desde los eternos anocheceres. Yo tengo que hablar. Cada uno piensa tan solo en salvar su propio pellejo. Hoy uno preferiría no tener que enfrentarse con la muerte. Un par de flores, un adorno, esto es lo que se hace, porque se debe y esto se paga. Se prefiere pagar a un par de centenares de francos o veinte o cincuenta, en lugar de arrodillarse cerca de este cadáver y rezar al Altísimo y a los santos para que esta pobre alma pueda tener un poco de alivio.

“Dale Señor el descanso eterno, y brille para ella la luz perpetua, descanse en paz” Esta sigue siendo una de las oraciones que se pueden hacer por esta pobre alma, puesto que a nosotros, en el Infierno ya nada podemos hacer. Ya nada nos sirve. Nosotros estamos perdidos para siempre, por toda la eternidad y para siempre (gritos). Para nosotros no hay posibilidad de ninguna ayuda. En cambio las pobres almas, ellas gritan, suplican ayuda e invocan con grandes gritos a las personas y éstas pasan ciegas y sordas cerca de sus pobres almas atormentadas que un tiempo vivieron cerca de ellos o fueron sus amigos o parientes. Que vergonzoso y repugnante es portarse de esta manera. Sin amor, sin algún sentimiento por parte de estas personas, en la práctica la gente no les da ayuda alguna. ¿Qué son un par de oraciones dichas de prisa, un par de flores en comparación a este tormento de fuego que arde? Estos muertos deberían permanecer largo tiempo en el recuerdo. El rostro de los difuntos debería permanecer largo tiempo impreso al igual que sus almas que están en el purgatorio. ¿Pero a dónde llegó y qué es lo que ha hecho la humanidad y esta Iglesia para no acordarse ya más de las pobres almas? Eliminados los aniversarios, reducidas las oraciones de la Misa, las oraciones oficiales en la inhumación del cadáver, en los entierros. Es propio de la misma Iglesia como si fuera ella misma que no puede conceder el descanso a las pobres almas, de las cuales antes gozó su presencia. Estos pobres cadáveres se darían vueltas más a gusto en sus ataúdes y en sus fosas si pudieran hacerlo. Sin embargo ellos pueden suspirar, llorar, quejarse y lo hacen en el otro mundo, en el Purgatorio. De esto avisa a la gente y recordárselo, esto tenéis que proclamar en vuestros sermones. Ya no quiero hablar más…

E.-  Habla en nombre de Dios…

En cada Santa Misa hay que pensar en las pobres almas que se encuentran en tan grande tormento.

D.-  La gente debería en cada Santa  Misa, en particular, hacer memoria de las pobres almas, que tanto gritan y piden ayuda que ellas ya no reciben a no ser de estas personas que rezan por ellas.  Ellas obtienen ayuda del Cielo si es que se reza por ellas, reciben ayuda de la Altísima, porque, Ella tiene compasión, siempre y cuando ellos la hayan honrado y venerado en sus vidas.  De otra manera no permitirá que se les conceda ayuda, porque toda va allá y es ponderado según una rígida Justicia y una rígida ley. Los hombres han tenido un privilegio incomparable. Ellos pueden en todo momento pedir ayuda para las pobres almas. Naturalmente también La Virgen puede venir en ayuda y consolar y Ella puede rezar al Altísimo para que consuele a las pobres almas del Purgatorio.  Ella puede hacer esto, pero tanto más si los hombres rezan y la invocan y también los ángeles custodios. Por así decir, las pobres almas os reclaman; y yo estoy obligado a decir esta cosa yo.. el demonio.  La Virgen, y la Trinidad, y los Arcángeles lo quieren, porque ellos tienen compasión del gemido de las pobres almas, para que se pueda conseguir por lo menos una pequeña oración o un pensamiento por ellos.  Decídselo a los fieles esto, que ellos en cada  Santa Misa tienen que invocar a los santos del día, a los ángeles del día, al Altísimo en sus dolores sobre la cruz, a la Santísima Trinidad en su Majestad por las pobres almas. De estas hay que tener el recuerdo y el pensamiento.  Naturalmente en el Misal hay unas plegarias adecuadas para este fin. Sin embargo los fieles, sobre todo después de la Sagrada Comunión, tienen que orar todavía un momento extra para ésta o aquella persona y por la Iglesia. Recuerda sin embargo también de una manera particular a las pobres almas y a las almas más abandonadas.  Los fieles podrían decir: “Oh Señor hoy he podido recibirte. Y así todo el Cielo no ha venido donde mí. Yo no soy digno. Yo te ofrezco esta Santa Comunión por ésta o aquella persona y por la Iglesia. Acuérdate sin embargo particularmente de aquellas pobres almas y de las que son más abandonadas”  Esto habría que recordárselo siempre a las personas, porque las pobres almas son fácilmente olvidadas. Ellas están casi en el olvido.  Todos los hombres tienen que saber y no olvidar de rezar sobre las tumbas, porque es fácil liberarlas de allí. Un Padre Nuestro, un Ave María, un Gloria al Padre, “Señor dales el descanso eterno”, rezando con gran amor y sentimiento y una petición al Cielo para que el Altísimo las libere. Y entonces Él en Su Misericordia aunque ya estén tan cerca de Él, las liberaría y ellas serían perdonadas y liberadas. De esta manera, vosotros  hacéis a las pobres almas un gran favor, puesto que ellas están día y noche en su tremendo dolor.  Mientras que para vosotros no cuesta gran cosa salir en su ayuda.

Velas benditas y agua bendita traen alivio a las pobres almas…

Sobre todo durante el mes después de la Fiesta de todos los Santos y de los difuntos, encender velas benditas sobre las tumbas y las almas experimentan refrigerio y consuelo. Es bueno hacer esto durante todo el año cuando se hace la señal de la cruz con el agua bendita, hacerlo también para los difuntos. También los cirios benditos, pero benditos.  Las pobres almas imploran siempre mucha ayuda. Y también la pequeña velita es siempre mejor que nada. Para ellas entonces es lo mismo que para uno encerrado en una cárcel atado de pies y manos y atormentado y que no se puede mover, he aquí que por medio de una vela bendita él ve una pequeña luz por fin de claridad en la ventana que brilla y alguien que le dice:  “Animo.  Sé firme.  Un día saldrás”  Has pecado porque has querido y así has venido acá por tu culpa, pero he aquí que se enciende una luz que te dice: “Un día saldrás”.  Así una vela bendita y el agua bendita actúan aliviando el sufrimiento y el abandono de las pobres almas. (1) (Continúa Parte III en: Nuestra oración hace bajar a los ángeles custodios al Purgatorio).